Esta costumbre surgió en China, con la obsesión de los pies
pequeños, también conocidos como “pies de medialuna” o “pies de loto”.
Las mujeres tuvieron que sufrir
dolores inimaginables para complacer la mirada de los hombres o para sentirse
más dignas y hermosas a ellas mismas.
Mediante calzados intervenidos, a las niñas se les iban
moldeando los pies según la forma que se les quisiera dar, éstos debían ser siempre pequeños; también la tendencia
era que la punta fuera afilada, lo que provocaba que los dedos se enroscaran
hacia la planta.
Esta tradición se originó en la
época del emperador Li Yu, hace casi 1500 años atrás, cuando éste vio a una
bailarina con los pies vendados que lo enamoró a primera vista.
Ella tenía vendas para que sus pies tomaran la forma de una
medialuna y así lograr que su baile fuera un espectáculo más exótico.
Esto se convirtió rápidamente en una moda y todas las jóvenes
comenzaron a imitarla.
La obsesión por los pies pequeños había comenzado.
Lo óptimo era que los pies midieran aproximadamente 7
centímetros y fueran puntiagudos y simétricos.
El talón también sufría serias transformaciones que incluso
cambiaban la estructura ósea.
En 300 años, esto pasó a convertirse en una tradición. Una mujer
que tuviera pies grandes era mal vista por la sociedad, mientras que aquellas
que siguieran el método de empequeñecimiento de pies tenían un futuro más
prometedor y mayores oportunidades de conseguir marido.
La deformación completa tardaba años, había que seguir con
cuidado las instrucciones de vendaje y utilizar los zapatos que
adecuados. La mujer sufría muchísimo durante este tiempo, hasta que de a
poco los nervios del pie se iban atrofiando y finalmente morían.
Esta tortura duró más de mil años hasta ser prohibida finalmente
a comienzos de 1900.
La modernidad y las diferentes ideologías que dominaban el mundo
hicieron desaparecer esta tradición.
Las mujeres aún seguían teniendo el pensamiento de sus
antepasados, pero poco a poco la influencia extranjera fue haciéndolas cambiar
de postura.
En 1957 fue la última vez que se vendó los pies a una niña. En
la actualidad quedan muy pocas mujeres con esta deformación y casi todas tratan
de disimularla escondiendo sus pies, pues ya no simboliza lo que simbolizaba
antes. Ya no es coqueto, sino deforme.
No hay comentarios:
Publicar un comentario